«Los localismos no conducen a nada. Lo importante: cumplir los contratos»
Nacido en Ourense, del Celta, con el Racing en el corazón y celebrando al Dépor
¿Quién dijo miedo? Prace Servicios y Obras nació en el 2012, con cuatro socios (amigos íntimos de muchos años). Tres eran hermanos —de la familia Silveira, de Ferrol—, y el cuarto, el entrevistado, Daniel Ortega González (Viana do Bolo, 12 de agosto de 1973), el único relacionado con el sector constructor y quien, justo después de la pandemia, se hizo con el 100 % de las acciones de la compañía. Durante la entrevista, en dos ocasiones surgió la muerte de dos seres queridos, la de su hermana mayor y la de uno de los socios. En la voz y en la mirada de Ortega se hizo notar el sentimiento.
—Tiene 50 años, pero ya pasó al menos tres crisis gordas: la del 2007, la financiera y la del covid. ¿Cómo lo hizo para gestionar mentalmente estas situaciones?
—La del covid fue especialmente dura para mí porque estaba justo en el momento de quedarme con el 100 % de las acciones de la compañía. Era un momento complicado, era como ir hacia lo desconocido. Nací con la crisis debajo del brazo. Lo he ido gestionando con paciencia. No soy la persona más contenta en la fiesta cuando las cosas van bien, ni me derrumbo cuando van mal. Como principio de vida intento mantener una línea lo más equilibrada posible. AI final, en la crisis hay que tener confianza en uno mismo y trabajar y trabajar y trabajar; no hay otra manera.
—Pero el sector es muy competitivo. Muchas empresas cerraron.
—Sí, es muy competitivo y cuesta mucho ir hacia adelante. Nosotros montamos la empresa en el 2012, absolutamente desde cero; con un bolígrafo y mi experiencia. Poco a poco empezamos a crecer. Doce años después la cosa no ha ido tan mal.
—Son atípicos.
—Sí. Hacemos obra civil, edificación (tanto residencial como industrial), rehabilitación. Y después… cuando empiezas tienes que buscarte tu hueco. Vimos una serie de nichos de mercado. Por ejemplo, el de instalaciones deportivas. Ahora estamos muy posicionados en obras de movilidad vertical. Hemos hecho las rampas de Gran Vía (Vigo), el ascensor de Os Castros. En Valladolid… [La Iista de obras realizadas es de esas de suma y sigue].
—¿Y en la antigua Fábrica de Armas de A Coruña?
—Estamos haciendo la urbanización de los viales…
—[En broma y con segundas] Pero lo que más te gusta es el Racing de Ferrol [lo esponsorizan].
—[Pilla la broma] No, no. Todo el mundo se despista conmigo: soy ourensano, vivo en Vigo (mi mujer es funcionaria y tiene allí la plaza), pero tengo la empresa con sedes en Vigo y Narón y también tenemos oficinas en A Coruña (además de participar en Ingeser Atlántica, dedicada a servicios urbanos). Pero mi amor por el Racing de Ferrol viene de mis exsocios, que gestionaban el club. En época de estudiante si venía el fin de semana, iba a ver al Racing. Pero yo, muy aficionado al fútbol, soy más del Celta. Si viviera en Coruña pues iría a ver al Dépor con mis hijos. Ojalá ascienda [la entrevista fue dos días antes del partido], es bueno para la ciudad, y para por toda la gente que Ileva ahí un montón de años apoyando.
Como la afición del Dépor pocas hay en España. Su nivel de apoyo al club es envidiable. El fútbol es emoción, pasión. Respecto al Racing, el Concello de Ferrol nos adjudicó varias obras en el estadio de La Malata. Acabándolas, a mitad de temporada, el club nos pidió que les echáramos una mano. Y mi corazoncito está en el Racing.
—Plan estratégico a cinco años. ¿Objetivo?
—Concluye en el 2029. Las planificaciones a largo plazo son complicadas. El 70% de nuestra actividad es obra pública y dependemos de que las Administraciones la impulsen. Si analizas nuestra facturación de los últimos años, en algunos ejercicios incluso se llegó a doblar. No creo que eso continúe mucho tiempo. Mi idea es consolidar la compañía, aprovechar oportunidades, y ser un referente en Galicia. —¿Y el mercado internacional?
—No está entre nuestros objetivos.
—¿Ni en Portugal?
—Portugal, sí. Haremos un centro deportivo en Lisboa. Pero nada de salir de la Península. Yo este sector lo entiendo desde la perspectiva de tener proximidad con los clientes, de tener una interlocución directa y clara con ellos. Nosotros si contamos con trabajo en Galicia y en el resto de España, nos damos más que por satisfechos.
—¿Prace es una empresa que las Administraciones públicas la tienen en consideración?
—Diría que sí.
—¿Hay mucho «sobre» por atrás?
—No, eso son cosas del pasado. Es un sector transparente, que trabaja y hace bien las cosas. Me preguntabas ¿nos apoyan las Administraciones: local, autonómica y central? Respecto a los datos de los últimos tres años de adjudicaciones de obra pública en Galicia, somos la séptima empresa de la comunidad.
—¿Cómo se hace para conseguir que te tengan en cuenta?
—Esa es la pregunta que muchas veces me han hecho y saber por qué hemos crecido tanto. No tengo una respuesta clara, pero sí una que cualquier empresario que la escuche la va a entender: trabajando mucho. Un proyecto empresarial no se saca adelante de otra manera que no sea trabajando mucho, mucho, mucho; y luego ser serio, responsable y escuchar a tus clientes. No hay más secretos. Desde el minuto uno yo he apostado por el talento y por un equipo técnico muy potente. Quizá en estos últimos años hemos tenido más equipo técnico del que seguramente necesitábamos, pero es en lo que creo: tú no puedes sacar un proyecto complejo sin buenos profesionales. Es imposible.
—¿Y los localismos?
—Soy totalmente contrario. Siempre he intentado luchar contra ese tipo de formas de entender la vida. Ni la de los negocios, ni la social. He salido de un pueblo pequeño. Los localismos no conducen a nada. Lo importante es hacer las cosas bien y cumplir con los contratos.
—¿De dónde viene y cómo es Daniel Ortega?
—Mi padre se fue a trabajar a Endesa (a la hidroeléctrica) a Viana do Bolo y al final se quedaron. Soy el quinto de cinco hermanos. Todos hemos estudiado carrera universitaria, y todos salimos a estudiar fuera de casa. Creo que es una buena forma de madurar y de crecer como personas. Me considero una persona normal, nacida en un pueblo de Ourense del que salió y se buscó la vida. AI final me hice empresario y estoy contento porque me ha ido bien en mi proyecto. Soy familiar y cuido a mis amigos.
Cuando las ayudas desincentivan el trabajo: «Pan para hoy y hambre para mariana»
Los problemas para encontrar trabajadores son muy habitual en cada vez más sectores. Daniel Ortega aborda el tema
—El personal de obra es una de las ramas de la plantilla que más ha crecido en Prace. Por nuestro volumen de facturación actual y nuestras actividades, necesitamos subcontratar. Pero sí, tenemos muchísimos problemas de mano de obra. Nosotros hemos hecho de todo: estamos metidos en el programa Retorna de la Xunta, estamos pendientes con becas y prácticas de la FP dual. Hemos traído gente de América Latina para trabajar. Estamos intentando abrir todo el abanico de oportunidades para atraer gente al sector,
—¿Pero esto se entiende un país que hay tanto paro?
—No. Creo que hay mucha gente que con las ayudas estatales que hay no le interesa trabajar. Es pan para hoy y hambre para mañana. AI final todas esas personas no van a poder cotizar y veremos a ver lo que ocurre, qué pensión cobrarán. No se explica con los datos de desempleo que hay que tengamos estos problemas en la construcción y en otros sectores. Es verdad que de la construcción, durante la crisis del 2010-12, se fueron un millón y pico de personas, que no volvieron y no van a volver. Además tenemos un problema de cambio generacional. Hay un porcentaje alto de activos que se va jubilando y no tenemos gente joven para incorporar. Pero entre todos debemos intentar atraer a la gente joven. Creo que es un sector atractivo, hay un convenio con un salario muy bueno, tenemos medidas de conciliación como cualquier otra área económica…
—¿Cree en la conciliación?
—Llevamos años con un plan de conciliación. Si quieres atraer a la gente joven… Nosotros empezamos con medidas en la pandemia, después seguimos con teletrabajo. Si quieres captar gente joven que quiere tener hijos, tienes que dar facilidades. Si no, no vienen a trabajar contigo.
—¿Y en las obras también?
—La flexibilidad laboral es para toda la plantilla. Si tú tienes un niño y lo tienes que dejar en la guardería a las 10 de la mañana, puedes dejarlo y después vienes a trabajar. A la gente que tiene ganas de trabajar, hay que ayudarla y ponérselo fácil. No importa que venga media hora tarde, no pasa nada, esa media hora se recupera. No pasa absolutamente nada.